Sixe Ingeniería está formada exclusivamente por ingenieros especialistas en soluciones para centros de datos y ciberseguridad. Somos socios de negocio de fabricantes como IBM, Red Hat, HCL, SUSE, o Lenovo e impartimos todos los cursos que ofrecemos directamente. ¿Y el resto?

Bueno, en verdad, si buscas por internet cursos sobre muchas de las tecnologías con las que trabajamos, verás multitud de empresas, cientos de códigos, temarios, ofertas y formularios de contacto. Son empresas que ni tienen personal técnico en plantilla ni muchas veces conocen en profundidad los productos de los que venden formación. Si tienen contactos, personal comercial y una amplia red de “colaboradores”, como lo fuimos nosotros cuando estudiábamos en la universidad, hace ya muchos años.

¿Qué tiene de malo? Bueno, a nuestros clientes les contamos siempre la misma anécdota. Cuando vas a un restaurante, y en la carta aparecen 200 platos de todo tipo: carnes, pescados, pasta, sushi. ¿Te da confianza? ¿Cómo sabes que lo han cocinado ellos y que está fresco? En la formación técnica y en los proyectos de tecnología suele ocurrir lo mismo. Vivimos en un mundo donde se valora más tener un buen contacto dentro de una empresa que te “compre cosas” que una ingeniería o veinte años de experiencia de campo. Dinero rápido y fácil. Compro por 10 vendo por 20. ¿Os suena? Y si el puente se cae, que se caiga.

Es habitual que, cuando el curso se vende, comience una suerte de subasta en busca del instructor más barato. En los casos de formación no oficial, esta persona estará a cargo de proporcionar materiales, laboratorios, soporte técnico y hasta en elegir un lugar para desayunar si se tercia. Nos ha pasado muchas veces, y hace años, hasta aceptábamos por eso de tener la manía de comer todos los días :-)

¿Qué puede salir mal? Todo. La elaboración de cursos lleva tiempo, recursos. Los laboratorios complejos no se montan en una tarde. Los cursos hay que probarlos, depurarlos, mejorarlos con el feedback de las diferentes sesiones. Como todo en la vida, al final, lo barato, puede salir muy caro: cursos que se tienen que repetir, formaciones que no logran objetivos, instructores que no han participado en proyectos reales con la tecnología que enseñan y un largo etcétera.

Durante muchos años, nosotros fuimos ese último eslabón de la cadena. Instructores fiables a los que llamaban cuando había un problema o  existía un compromiso con un cliente crítico que se podía perder. Tenemos miles de anécdotas, pero lo más común era que para “proteger” esa relación comercial, hasta que el Lunes por la mañana llegabas a dar el curso, ni sabías para quién era ni qué necesidades tenían. Otras veces te tocaba impartir un curso que había salido fatal y te habían llamado para repetirlo (sin avisarte). Las mejores eran las situaciones donde el curso que ibas a dar no era el que esperaban, pero se llamaba parecido. Alguna semana de vacaciones pagadas se lo debemos a esos comerciales (y a nuestros abogados).

Lo habitual es que cuando un cliente tiene una necesidad en alguna de las tecnologías que dominamos, nos suene el teléfono tantas veces, como empresas de formación contacten. Parece obvio, pero no hay tanta gente experta en cosas como AIX, Red Hat, Tivoli, QRadar, Spectrum Protect o PowerVM, que esté disponible para dar un curso de tres días o coger un avión mañana para ir a Dinamarca a realizar el seguimiento de un proyecto.

Con el paso de los años, y según nuestra empresa crecía, apostamos por un modelo radicalmente distinto. Negociamos con los diferentes fabricantes para impartir formación oficial y desarrollamos cursos propios en aquellas áreas donde detectamos demanda y no existían formaciones que las cubrieran. Restringimos nuestro portfolio a las soluciones que dominamos y empezamos a vender, siempre que podemos, la formación directamente. Nos toco aprender a ser además de instructores, pre-ventas, ingenieros de campo y hasta comerciales con diverso grado de éxito. En paralelo seguimos trabajando como proveedores de algunas empresas de formación que revenden nuestros cursos con un alto grado de profesionalidad, implicándonos desde el primer momento y recibiendo una comisión comercial justa. También participamos en proyectos internacionales como instructores independientes de ciertos fabricantes como IBM o Lenovo.

Nuestros clientes están más que contentos. Reciben formación oficial o a medida vendida directamente por las personas que la van a impartir. Les ofrecemos la posibilidad de personalizar los contenidos, incluir consultoría o usar laboratorios que simulan sus entornos de producción. Cuando la formación no es suficiente, podemos ayudarles con servicios profesionales y soporte técnico durante el tiempo que haga falta. Nunca dedicamos a formación más del 50% de nuestro tiempo así que estamos bastante al día en las tecnologías con las que trabajamos. Todo ello sin reproducir las dinámicas que no nos gustan de este sector y de las que hemos hablado anteriormente y garantizando que, si de algo no sabemos, ni vendemos soluciones, ni ofrecemos servicios, ni impartimos cursos. Las relaciones de confianza con nuestros clientes y socios tecnológicos son la base de nuestro negocio y esperamos seguir así muchos años.

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